16 de Enero

Abderramán III se proclama primer califa de Córdoba.

Me impresiona el silencio de tus calles y el ruido de la luz en tus macetas cuando el sol cae a plomo por los patios vacíos, Córdoba callada. Me conmueve la seriedad patricia de tus gentes, el semblante amargo de Manolete como un fajín de raso desgarrado prendido al Cristo de los Faroles, Córdoba romana. La angustia desciende de los cielos nublados a la cal angosta de la judería y hay un millón de habitantes para la carnicería  de los omeyas, Córdoba sola. Una reja cela el andar de la tarde y un rabel raya el cielo tal los ojos oliva de un mórbido lienzo de Romero de Torres, Córdoba mora. Se gongoriza la  piedra en fuego de  herraduras y la torre, alta palma sobre el río, ve arribar las caravanas de Damasco por el ancho solar de Andalucía, Córdoba de arquitectura que estás amasada con mi sangre, lejana Córdoba jurada.



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