15 de Enero

James Naismith publica las reglas del Baloncesto.

Apenas hay arena en tu cronómetro y tu campo no es más que fina raya, una delgada línea roja infranqueable. Absurdas y crueles mascotas de colores estorban tus torpes movimientos y las turgentes animadoras con sus mecánicas coreografías distraen al banquillo y excitan aún más al contrincante. Estas solo, vestido de polichinela con calzonas ridículas, y el aro de tu enemigo es un cero microscópico y el balón una canica inaccesible. Ante ti, las hordas, los castillos de músculo y cemento, curtidos en los bajos fondos de las canchas del Harlem y del Bronx, los negros de acero iridiscente con su exacta capacidad de anotamiento. Rugen los espectadores en el anfiteatro, desatados feroces y crueles. A esto lo llaman tiempo muerto, pero está tremendamente vivo porque va a ser el tiempo de tu muerte. ¿Cómo esquivarás los altos minaretes de atlética pureza, los castillos, las torres, los satélites geodésicos que proclaman al cielo tu derrota? Habrás de desplegar tus alas de gigante y vencer a las leyes de la física: ¡Vuela! Just Do It.



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