4 de enero

Muerte de Galdós.

                                                                                                                                             A Andrés Trapiello

¿Garbancero? De los gastados tomos de Aguilar, cubierta roja y librería de lance, emana la voz limpia del pueblo: casa de vecindad y mercería, taller de corte y confección, verbena de la paloma. Íntima voz de España, bien está que fuera tu tierra, olorosa como una tienda de ultramarinos. Tinta china, Picasso: ¡qué alargada la sombra del Quijote realista! Mas Galdós es la llama que alumbra lo que somos con la linterna tétrica de Goya, la verdad de la patria desconchada: calles con nombres de batalla -Bailén, Gerona, Zaragoza-, y Fortunata desangrada en un piso de la Plaza Mayor –aire ecuestre de Austria- ofreciendo su fecundo vientre popular a la doble moral de La Misericordia abyecta, a la burguesía clerical de la olla podrida. ¿Don Benito el Garbancero? Balzac y Dickens y Tolstoi y Dostoievsky: tratantes de legumbres que no saciarán el ánima famélica de los humillados y ofendidos de este mundo, pero que han dicho para siempre la bienaventuranza de su dignidad.



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