5 de Agosto

Muerte de Marilyn Monroe.

Los desiertos catódicos de agosto acuden puntuales a las citas mitómanas. En un atolón tropical el néctar de la eterna juventud es patrimonio compartido de roqueros, actores y princesas brumosas. Conforme a la letanía estival  que repite el aprendiz de reportero, velocidad, conspiración o sobredosis,  facilitan el visado al reino del couché que el mariquita recorta en su álbum de sueños. Marilyn, detrás de la curva  rotunda y el carmín elocuente, hay en tu nombre artístico una nota final de melancólica inocencia -Música para camaleones- y tu rostro, coloreado por los mercenarios del arte, los vendedores de sopa psicodélica, tiene la expresión rotunda de un paraíso artificial arrasado. ¿Cuánto perdurarán los iconos idólatras del celuloide, Marilyn? La tentación se reaviva en la memoria: el vuelo blanco de tu falda plisada, tu indeleble corazón que pertenece a daddy, los diamantes que adoran las queridas escrupulosamente rubias.  


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