1 de Octubre

Fundación de MENSA.

Naranja amarga pelada, luz de las cinco en otoño, rayo de cáscara sol, perfume seco que deja su traza de niñez cítrica en el corredor con eco. El cielo limpio y azul. Los padres vienen y van por el torneo infantil, papel de plata y medallas, con banda o flor natural, mortadela de la tarde y pan, dulce para la frustración. Y siempre un niño abstraído, palacio de inteligencia, se abisma sobre el tablero o hunde sus manos tiernas en el piano asordado. Lejos del balón furtivo y de las risas impúberes él es el raro, el proscrito, el ungido por el cálculo. Vedlo jugar con metrónomos y relojes de ajedrez: la tierna limitación del cómputo por su cráneo. Nadie vendrá a buscarlo cuando termine el certamen, a solas con su cerebro por lóbregos callejones, el niño prodigio va. Y el péndulo del fracaso, por el corredor con eco, lo abruma con su tic-tac.


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